La singularidad de nuestros vinos se establece desde un primer momento por la situación de nuestro viñedo enclavado a más de 900 metros sobre el nivel del mar, cuando la media de la Ribera del Duero no supera los 740 metros
Durante el verano, la altitud actúa como factor amortiguante frente al exceso de calor provocando una disminución de temperatura de 1ºC por cada 170 metros de altura, lo que hace que la uva madure mas lentamente en un periodo de tiempo mas largo, confiriendo a la uva la acumulación de aromas y sabores y mejorando la acidez del vino.
Igualmente al llegar a los últimos días antes de la vendimia las variaciones de temperatura llegan hasta los 20º C lo que produce en el vino la acumulación de polifenoles. |
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